Escrito por: María Carmen Braganza
Fundadora EMMI Proyecto Pikler
![Siempre hablamos y decimos que los bebés, las niñas y niños pequeños son seres sociales que necesitan de intercambios activos con otras personas para desarrollarse de manera adecuada](https://static.wixstatic.com/media/52b835_ffdb68d582ca4bbfa8e0ad95b1d1261d~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_653,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/52b835_ffdb68d582ca4bbfa8e0ad95b1d1261d~mv2.jpg)
Ocurre algo muy peculiar con los cuidados diarios de las niñas y niños pequeños en los centros de desarrollo infantil, cuando hablo de cuidados me refiero al cambio de ropa, cambio de pañal, limpieza de manos y cara, puesta de protector solar, la alimentación y el descanso; generalmente estos son momentos rápidos, con movimientos bruscos, de poca importancia que en la mayoría de los casos lo realiza la auxiliar y no la profe, en cualquier ambiente, donde la consigna es que sea rápido para “no perder el tiempo” y donde las niñas y niños son simples espectadores de lo que sucede con ellos mismos ya sea algunas veces colaborando con el apuro de la profe y otras veces protestando y luchando verbal y corporalmente.
Siempre hablamos y decimos que los bebés, las niñas y niños pequeños son seres sociales que necesitan de intercambios activos con otras personas para desarrollarse de manera adecuada.
Entonces yo me pregunto: ¿Por qué no aprovechar estos momentos de cuidado en donde los niños y niñas dependen de nosotros los adultos para forjar una relación de respeto, para mostrarles que ellas y ellos importan y que son tomados en cuenta como personas y que además nosotros como adultos sabemos que son personas competentes?
Pasa algo muy parecido también en la comida, cuando se les da a las niñas y niños su refrigerio o almuerzo, generalmente estos suelen ser momentos de caos, bulla, gritos y estrés tanto para los pequeños como para los adultos, en esta situación poco o nada importa si los niños y niñas tienen hambre, si les gusta o no lo que hay de comida, sus preferencias y gustos, lo que importa es que coman sin importar cómo.
Si nosotros como adultos acompañantes de los procesos de desarrollo y aprendizaje de niñas y niños pequeños tuviéramos más conciencia de la gran importancia de estos momentos y los aprovecharemos para que sean momentos armónicos, delicados, permitiendo que se transformen en experiencias de las rutinas diarias extremadamente ricas en aprendizajes tanto individuales como grupales, lograríamos que sean ellas y ellos los actores principales de los cuidados que quieran participar y aprender, convirtiéndolos así en momentos de disfrute tanto para las niñas y niños como para las docentes.
Es necesario tener consciencia de que, a través de los contactos corporales, de una mirada, de una palabra empática, les daremos la oportunidad de ser seres activos y de generar sentimientos de competencia, seguridad y confianza en ellas y ellos mismos.
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